Comprar una vivienda suele ser la parte visible de un proyecto vital. Los hijos se independizan y, si pueden, se compran un vivienda. Dos personas deciden vivir juntas, como pareja, es frecuente acceder a la propiedad de una vivienda. Existe una crisis de pareja y la vida en común, bajo un mismo techo, deja de ser tal y es frecuente buscar una vivienda para alguno de los miembros de la pareja. En todos estos casos, en España, tenemos cultura de propiedad, si es posible, se compra una vivienda para empezar la nueva vida.
Cualquiera que sea tu caso, la adquisición de una vivienda, con o sin financiación, se formaliza en escritura pública y conlleva un régimen fiscal específico. Además, las circunstancias personales de vendedor y comprador deben ser tenidas en cuenta para formalizar la adquisición.
En el proceso de compraventa pueden concurrir otros profesionales, que suman calidad al éxito de una operación. Así por ejemplo, es frecuente la intervención de agentes de la propiedad inmobiliaria (“la inmobiliaria”) o abogados asesores.
Asumir obligaciones tanto si eres comprador como vendedor, sin tener claro si puedes comprometerte puede conllevar riesgos y generar posibles incumplimientos contractuales indemnizables, pese a la buena fe de ambas partes. Un asesoramiento adecuado, antes de cerrar el trato evitará muchos problemas.